LA PRESENZA DELLA CONGREGAZIONE SACRA FAMIGLIA DI NAZARETH NEL MONDO

sabato 3 gennaio 2015

363 - SEGUNDO MILAGRO 2004 HACIA LA CANONIZACION

Era un miércoles a la hora del almuerzo, cuando a Esteban Figueiredo de Paula Pessoa le quedó una espina de pescado atrapada en la garganta. La mujer y la hija que estaban con él, le suplicaban que fuese al hospital, mas él les dice que no era necesario, porque conocía un secreto casero para hacer descender la espina: comer plátano y harina.

Así lo hizo y, efectivamente, la espina descendió de la garganta. Sin embargo, cerca de 8 días después, Esteban despertó a su mujer diciéndole que tenía un fuerte dolor en el tórax y quería ir al hospital. Ya de mañana, lo llevan a un centro hospitalario. Los médicos de turnoo lo revisaron y le dieron una medicina para el dolor, diagnosticándole una "virosis" (infección causada por un virus). Volvieron a casa y a la mañana siguiente Esteban continuaba con el mismo malestar, lo llevaron a otro hospital y nuevamente le dijeron que era virosis. Esteban continuó así. Viendo que su padre no mejoraba, los hijos decidieron llamar a una amiga médico, la doctora Teresina do Merino Jesús Silva, quien indicó que lo mejor era llevarlo a un centro de especialistas en enfermedades infecciosas.

Decidieron llevarlo al Hospital San Mateo. Entró caminando y hablando, pero cuando menos lo esperaban fue colocado en la Unidad de Terapia Intensiva con diagnóstico de "Mediastenite", que es una infección gravísima. El médico les explicó que esta infección era ocasionada por espinas de pescado que se alojaban en el intestino. En el caso de Esteban, la espina que tiempo atrás había tragado le ocasionó una herida y causó esta grave infección. El médico les explicó la real dimensión del caso: este tipo de infecciones es gravísimo al punto que rara vez las personas sobreviven. Además, les explicó que se debería llevar en forma urgente al paciente a un pabellón quirúrgico para una operación. Fue entonces cuando todo comenzó.
Después de la primera operación aparecieron varias complicaciones y quedó días y días en la UTI, siempre bajo sedantes para no sentir dolor. Vino la segunda operación, la tercera, la cuarta y él cada vez más debilitado. A la quinta operación, los médicos lo declararon sin esperanzas. Recibió más de 150 bolsas de sangre, porque la infección era muy grave. Los riñones dejaron de funcionar y hubo que hacer diálisis diariamente. Su esposa estaba muy angustiada, sobre todo después de la quinta operación, cuando los médicos no le dieron más esperanza.

Un amigo de la familia, Raimundo Arcebio Silva, sabedor de la aflicción de la familia, fue donde su esposa Eurídice Almeida, que tenía una imagen del Padre Piamarta en la propia Biblia. Ella miró al marido y le dijo: "Esteban no moriría, porque Padre Piamarta intercedió por éI". Le pidió que le entregara la imagen a la esposa de Esteban para que la colocara en su cama y junto a la familia pidiesen la intercesión del Padre Piamarta. En la vida todo tiene razón, todo sucede por algo. Es así como en los momentos de maxima aflicción de este grupo familiar, aparecieron la señora Eurídice y el señor Raimundo, amigos de la familia y devotos del Padre Piamarta, junto a quienes rezaron y pidieron la intercesión del Padre Piamarta. Esteban volvió a la vida, se produjo el gran milagro.

Esta familia alaba y agradece a Dios por la intercesión del Padre Giovanni Piamarta. Amén

Fortaleza, 30 de mayo de 2004

362 - PRIMER MILAGRO 1988 HACIA LA BEATIFICACION

Era demasiado pequeño Bruno para ir al encuentro con la "hermana muerte” sin oponer un mínimo de resistencia. Bruno era un niño de 11 años que esperaba la llegada de la primavera, preanunciada ya por un sol tibio, teniendo por compañeros de viaje las despreocupaciones, los juegos y la escuela.
Aquella mañana, el 14 de febrero de de 1988 estaba con sus amigos de la Villa Sereno, en la periferia sur de Brescia, ltalia.

Jugaba cuando, imprevistamente, atravesó la calle y un auto lo atropelló arrojándolo lejos y dejándolo muy grave. La ambulancia lo trasladó hasta el hospital, las primeras atenciones prestadas por los médicos y por el personal lo condujeron al centro de reanimación con un diagnóstico sin esperanza: "trauma craneano", con lesiones múltiples y en un coma profundo. Junto a Bruno se encontraban su madre y su padre. Angustiados oraban, mientras miraban desesperados al hijo, rezaban y rezaban aún sin saber a quién dirigir su oración.

El tío de Bruno, Padre Héctor Pelati (Piamartino), solicitó al doctor Máximo Gandolfini que era su amigo, le prestara la máxima atención y cuidado a su sobrino. Cuando el médico lo diagnosticó, le dijo que no tenía esperanza de vida y que sólo un milagro podría salvar al niño de las garras de la muerte. La ciencia, en otras palabras, ya no tenía nada más que hacer y admitía su incompetencia. “Pediré a los parientes y a los amigos - dijo el Padre Pelati - que invoquen la intercesión del Padre ]uan Piamarta y que iniciemos en su nombre una novena de oración". Así se hizo. En la Capilla del Instituto Artesanitos, junto al altar y a la tumba del siervo de Dios ]uan Piamarta, la comunidad religiosa inició de inmediato una novena. Lo mismo hicieron los parientes y amigos de Bruno en la Iglesia de la Villa Sereno y en la Capilla del Hospital.

Dijo el Doctor Gandolfini: "Yo sabia de aquella iniciativa, pero nunca esperé que de allí a cuatro días, exactamente el 18 de febrero Bruno diese signo de mejoria”. Esta mejoría fue así de evidente, inesperada y extraordinária: Bruno, en forma imprevista y científicamente inexplicable, salió del coma profundo e inició la recuperación neurológica hasta conseguir la recuperación total. Aproximadamente a 60 días del terrible accidente, Bruno pudo volver a la escuela. Estaba sanado completamente. Pocos días después del milagro, Bruno volvió a casa y pidió al tío sacerdote, a sus hermanos, padres, parientes y amigos que habían estado angustiados por su accidente, que lo acompañaran a la tumba del Padre Juan Piamarta: "queria agradecer a quien había sido el autor de su gran milagro, quien lo había vuelto a la vida”.

En el hospital se comentó mucho este accidente y el milagro acontecido.

361 - APOSTOLO DELLA CARITA'


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